Convocatoria abierta

ZARCH solicita el envío de artículos para ser publicados siguiendo el procedimiento de evaluación externa conocido como Peer Review, descrito en esta página, y que atiendan a la convocatoria en curso.

Número 27: "Más allá del verde urbano: simbiosis entre vegetación y forma construida"

Fecha límite de recepción de artículos: 30 de enero de 2026
Publicación del número: diciembre de 2026

Texto de la convocatoria:

La necesidad de reconsiderar la relación entre naturaleza y arquitectura se impone con fuerza renovada en el escenario contemporáneo, en un momento en que la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de los recursos naturales demandan nuevas formas de habitar y proyectar. Las previsiones establecidas por el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-HABITAT), plantea que en el año 2050 dos terceras partes de la población residirá en ciudades. Para esas mismas fechas, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señala que, de no producirse cambios significativos en la actual política de emisiones, el clima superará el umbral de los 1,5ºC de calentamiento global del planeta.

Por todo ello, necesitamos redefinir el modelo de nuestras ciudades para hacerlas más habitables, pero, sobre todo, más eficientes desde el punto de vista medioambiental y de preservación de la biodiversidad. En este ámbito, la vegetación juega un papel esencial. Explorar cómo se redefine hoy la presencia del vegetal en el ámbito urbano y qué función puede desempeñar como agente transformador en nuestra forma de vida, es uno de los retos a los que se enfrenta actualmente la arquitectura y el urbanismo.

Frente a una modernidad, que en muchos casos operó sobre la base de la separación y dominación de la naturaleza, asistimos a una progresiva integración y reinvención de lo natural como componente estructurante del proyecto arquitectónico y urbano. La vegetación en nuestros entornos ha dejado de ser un fondo escénico inmutable o una reserva para la evasión. Debemos abordar su carácter bajo una nueva perspectiva que vaya más allá de lo puramente estético y funcional, conformando sistemas vegetales capaces de generar servicios ecosistémicos en los ámbitos urbanos y periurbanos. Todo ello supone abrir la mirada a nuevos ecosistemas que surgen de manera más o menos espontánea en nuestros parques y jardines, o en solares, espacios residuales y vestigios industriales.

La revista ZARCH se ha mostrado, desde sus inicios, sensible a las problemáticas medioambientales, entendiendo que deben formar parte de la reflexión proyectual y urbanística. Estas aproximaciones se reflejan en la publicación de diversos artículos y, sobre todo, de números temáticos como #7-Perspectivas paisajísticas, #15-Procesos urbanos, dinámicas del agua y cambio climático o, más recientemente, #23-Paisajes periurbanos.

Siguiendo esa línea, este número propone dar un paso más con la idea de investigar, debatir y visibilizar las potencialidades de la simbiosis entre vegetación, arquitectura, paisajismo y urbanismo. Propuestas e investigaciones que no se limiten a la inclusión de la vegetación en los tejidos urbanos como si se tratara de una pieza constructiva más, sino que incidan en la reformulación del modo en que habitamos, proyectamos y nos relacionamos con el mundo vegetal. Todo ello bajo una mirada transversal basada en una integración conceptual y funcional. Conceptual, en tanto en cuanto responde a la necesidad de trabajar agrupando las diferentes disciplinas. Funcional, como estrategia para establecer nuevas interrelaciones entre el urbanismo, la edificación y la propia vegetación.

A escala territorial y urbana, la cartografía adquiere aquí una dimensión estratégica. Visualizar la presencia —o ausencia— de la vegetación en la ciudad y su entorno, a través de herramientas analíticas y de representación que permitan mapear biodiversidades, dinámicas estacionales, flujos ecosistémicos o relaciones multiespecie, puede contribuir a la elaboración de diagnósticos y estrategias. Al mismo tiempo, los trabajos que exploran relecturas críticas del binomio vegetación/arquitectura, ya sea desde un enfoque histórico o proyectual, político o sensorial, material o simbólico, pueden ser esclarecedores. La herramienta cartográfica puede revelar potenciales ocultos en el territorio y simular los procesos dinámicos del paisaje vivo.

En la escala proyectual interesa examinar cómo la arquitectura y el paisajismo pueden operar como nuevas infraestructuras vivas, no solo mediante soluciones técnicas. Edificios y espacios públicos capaces de incorporar otras formas vitales, umbrales diseñados como corredores biológicos o tipologías inspiradas en la biofilia que se funden con los sistemas vegetales. Reflexiones que permiten repensar la edificación y el urbanismo desde una lógica más inclusiva y adaptativa. En esta línea, se pretende indagar en el papel que puede llegar a jugar la vegetación en la estructura urbana bajo nuevas visiones más ricas y complejas: su relación con la edificación, su importancia en la configuración de tejidos urbanos, su potencialidad en la construcción de espacios de calidad, su rol como herramienta de confort climático, su valor productivo, pedagógico y social.

De igual manera, parece oportuno abordar las ruinas y estructuras abandonadas, desmanteladas o en proceso de transformación, que representan hoy en día espacios fértiles para la regeneración ecológica y cultural. La planificación urbana debe ser capaz de valorar y de integrar estas preexistencias, con gran potencial simbólico, estético y funcional, que conforman nuevos ecosistemas tanto dentro de la ciudad como en el entorno periurbano. De ahí que la visión territorial resulte indispensable en dicha planificación, abriendo la puerta a nuevas relaciones entre lo interno y lo externo, entre lo urbano y lo natural. Se plantea, por tanto, recoger propuestas que aborden esos espacios de borde donde aumenta la biodiversidad. Áreas en las que la vegetación adaptada y oportunista, autóctona y vagabunda, conforma paisajes híbridos que actúan como sistemas de amortiguación.

En el contexto propuesto, interesa también la investigación sobre prácticas artísticas, acciones comunitarias y pedagogías alternativas que promuevan la reapropiación colectiva de cualquier tipo de espacio verde de la ciudad. Desde el arte público al activismo ambiental, desde los parques autogestionados hasta los huertos comunitarios, desde la obra artística a la nueva percepción de las estéticas vegetales. Estas iniciativas articulan un nuevo imaginario ecológico urbano, en el que la ciudad ya no se piensa como negación de la naturaleza, sino como su posible aliada.

Desde lo vernáculo a lo visionario, desde lo infraestructural a lo sensorial, desde lo urbano a lo periférico. Este número desea acoger contribuciones con visión transversal y multiescalar que aborden la vegetación y los ecosistemas que conforma, no como un recurso pasivo, sino como un sujeto activo que interpela nuestra manera de proyectar, construir y habitar. Todo ello con el objetivo de repensar nuestras ciudades para abordar los retos sociales y ambientales que se dibujan en el futuro.

Carlos Ávila, Anna Laura Jeschke e Isabel Ezquerra 

 


ZARCH solicita el envío de artículos para ser publicados siguiendo el procedimiento de evaluación externa conocido como Peer Review, descrito en esta página, y que atiendan a la convocatoria en curso.

Número 26: "Memoria, proyecto y construcción del paisaje"

Fecha límite de recepción de artículos: 15 de septiembre de 2025
Publicación del número: junio de 2026

Texto de la convocatoria:

El paisaje, en cualquiera de sus categorías o formulaciones, y en especial en lo que hoy denominamos paisaje cultural, es un patrimonio común que precisa, para su existencia y culminación, de la mirada e intervención del individuo sobre la naturaleza o sobre una herencia construida en el tiempo. Así comprendido el hombre contemporáneo lo recibe como testimonio de un legado sobre el que, progresiva y cíclicamente, retorna su mirada. Y, aún más, lo precisa como estímulo necesario para construir su identidad en un mundo en vertiginosa evolución. Por ello es necesario reconstruir el marco teórico y conceptual de una realidad en continua transformación y considerar, esencialmente, las bases antropológicas del habitar en las que la memoria y la identidad son elementos constitutivos asociados a la creciente idea de retorno a situaciones primigenias.

El análisis de la idea de retorno a estos patrimonios olvidados y al mundo rural se narra desde una mirada poliédrica y transversal, arquitectónica, paisajística, literaria, visual, musical, que incluye la actualización de las bases y razones demográficas, sociológicas y económicas para un abandono, al mismo tiempo que propone las claves y las estrategias para su transformación como motor de cambio de patrimonios en declive. A esta llamada acuden, lógicamente, equipos multidisciplinares en los que tienen cabida arquitectos, urbanistas, paisajistas, geógrafos, historiadores, sociólogos, antropólogos y economistas.

En este contexto adquieren singular interés aquellos ejemplos en los que el patrimonio juega un papel determinante en su desarrollo. En especial en zonas donde se ha producido un fuerte desequilibrio demográfico y la gestión de dicho patrimonio se convierte en una eficaz herramienta contra la despoblación. Paisajes agrícolas, ganaderos forestales, industriales, históricos o defensivos, o paisajes simbólicos, se convierten en realidades que atraen la mirada de académicos, investigadores y profesionales en la búsqueda de nuevos usos y oportunidades. Preservar su memoria e identidad es tanto como garantizar que el futuro inmediato se construye de manera más cierta sobre el principio de continuidad.

La construcción de esta memoria, en algunos casos en riesgo de desaparición, requiere de nuevas herramientas de cartografía y digitalización. En continuidad con los postulados de James Corner, expuestos en su referido “The Agency of Mapping Speculation, Critique and Invention”, la mirada sobre un territorio o un paisaje no solo representa la realidad sino, sobre todo, tiene la capacidad de reformular lo que ya existe desvelando potenciales ocultos. Sumamente atractiva resulta también la constatación y recuperación de la memoria del suelo sobre el que acontece todo acto fundacional de la acción del hombre. De su análisis crítico pueden derivarse las nuevas estrategias de ocupación.

La pervivencia de la memoria visual es igualmente crucial. La documentación fotográfica, tanto histórica como actual, juega un papel esencial en tanto en cuanto nos sitúa en el escenario donde nacen las nuevas actuaciones. No solamente es cuestión de preservar la memoria sino de establecer los códigos y las bases para su reinterpretación. De ahí la necesidad de una mirada fotográfica moderna sobre paisajes y patrimonios olvidados que alerte su presencia y promueva su activación.

La mirada atenta sobre el paisaje y la intención de contribuir a su construcción en el tiempo conduce a una arquitectura atemporal y universal. La memoria, de este modo, no solo se refiere al patrimonio monumental sino, fundamentalmente, a las estructuras domésticas adaptadas a lo largo de los siglos en la construcción del paisaje. De ahí el interés por estudiar las prácticas de reconstrucción de estructuras tanto arquitectónicas como paisajísticas en el medio rural entendidas como oportunidades de desarrollo. Estas intervenciones se asocian en muchos casos a nuevas prácticas artísticas y a la potenciación de parques culturales que ponen en valor el patrimonio y contribuyen a un turismo sostenible.

En términos estrictamente arquitectónicos recordamos que la evolución de la modernidad también se nutrió de la tensión entre lo próximo y lo universal, entre la tradición y la revolución, entre las formulaciones plásticas de los nuevos tiempos y las realidades ancestrales. Es sabido, por ejemplo, que Le Corbusier, en el cambio de década entre los años veinte y treinta del siglo pasado, simultáneamente, construía Villa Saboya y dibujaba, en los croquis de la Casa Errázuriz, Zapallar, Chile, las huellas de lo vernáculo. En esta tensión entre aparentes opuestos germina la evolución de las artes. Basta recordar igualmente las trayectorias de tantos arquitectos modernos, como Luis Barragán o Dimitris Pikionis, quienes, en el encuentro con el paisaje transformaron radicalmente su obra. En los ejemplos de mayor intensidad se observa una deliberada voluntad del arquitecto de desaparecer en favor de lo anónimo, lo pequeño, incluso si se pudiera, de lo inocente.

En consonancia con la escala del paisaje es pertinente recordar, desde la perspectiva estrictamente arquitectónica, que la voluntad de retorno al origen impulsó a un buen número de arquitectos y artistas a dispensarse para sí mismos unos espacios en el medio rural que les ayudasen a comprender la domesticidad y el encuentro con las condiciones esenciales del habitar. La idea de refugio impulsó, entre otros, a Wright, Le Corbusier, Aalto, Asplund, Erskine, Murcutt, a construirse un pequeño hogar en el que sus novedosos planteamientos arquitectónicos no solo no se desdibujasen, sino que, contrariamente a las apariencias, encontrasen su verdadero sentido en continuidad con los orígenes. Otros maestros, geográficamente más cercanos, sintieron la misma necesidad de construirse su cabaña. Basta recordar los refugios de Sáenz de Oíza, Coderch, Vázquez Molezún o Fisac. También Donald Judd encontró en el desierto de Marfa, Texas, el paisaje para su obra y su morada.

Estas evoluciones contaron, ineludiblemente con el reconocimiento y el concurso de la materia. Así el material puede entenderse como depositario de la memoria de los lugares sobre los que se construye el paisaje. Son múltiples los ejemplos en los que la esencial construcción del mismo refiere a la memoria y a la información acumulada en los materiales. No solo en la arquitectura heredada de la modernidad sino en prácticas contemporáneas encontramos un punto de inflexión a partir de una modificación en la percepción y utilización de los materiales y de los valores significantes de ellos emanados.

Esta convocatoria de la revista pretende reunir a aquellas investigaciones y prácticas profesionales que indagan en el concurso de la memoria y en sus cartografías, con la amplitud de campos y escalas anteriormente apuntadas, como razón para la construcción de paisajes culturales en espera de ser redefinidos. Son igualmente bienvenidos los estudios y trabajos sobre patrimonios, tanto monumentales como domésticos, y sobre espacios frágiles y abandonados que aguardan la mirada del hombre contemporáneo para ser identificados, puestos en valor, cualificados y, de esta manera, contribuir a construir su identidad.  Entre ellas, y desde la escala de la arquitectura a la del territorio, pueden incorporarse las investigaciones, tanto actuales como aquellas que muestren ejemplos pretéritos, en entornos rurales que incidan en nuevas estrategias de intervención.

Carlos Labarta Aizpún, Ascensión Hernández Martínez, Alegría Colón Mur